Tengo algunos dientes que se mueven. Alguno me molesta, pero otros no. Sin embargo tengo temor de perderlos si no hago algo ya. ¡Pero no quiero extracciones!. ¿Es posible?
La prevención es la clave
Lo más importante para la salud es saber prevenir los problemas. Si bien un implante es una muy buena solución cuando se lo necesita, evitar llegar a estos es un objetivo natural que tanto paciente como odontólogos deseamos.
El capital más importante que debemos conservar son los tejidos duros del organismo: dientes y hueso (debido a que no hay reparación por parte de nuestro organismo en caso de los dientes, o muy poca a nivel bucal en caso del hueso. Evitar que se pierda uno y otro es la meta.
¡Se me mueve un diente!
Siguiendo los conceptos de prevención, lo primero es encontrar la causa y eliminarla (o al menos minimizarla). La movilidad dentaria de una pieza puede deberse a sobrecarga oclusal, es decir que esa pieza, recibe más fuerzas de las que es capaz de soportar.
Muchas veces con un desgaste selectivo (inteligente), el problema de la sobrecarga desaparece, y el diente o molar se afirma nuevamente, sin necesidad de nada más. Se recupera el aparato de sostén del diente en el hueso (periodonto).
¿Qué pasa si son muchas piezas las que siento móviles?
Hay ocasiones que el problema es generalizado, y no solamente nos encontramos con periodontos lastimados, sino que se agrega una pérdida de hueso.
Según el caso, esto puede resolverse con un tratamiento oclusal, o puede ser necesario sumarle una reconstrucción ósea guiada (injertos planificados).
A veces esto es muy sencillo, otras requieren más de una consulta y esperar que el organismo lo integre.
Hablamos antes de retracción gingival, que tiene varios grados: desde algo mínimo hasta problemas con pérdida de hueso importantes. Las soluciones pueden encontrar en la ortodoncia, intruyendo los dientes, o en la reconstrucción de hueso y encías. Peto también la regeneración con láser ha demostrado ser una técnica altamente eficaz para varios casos.
¿Qué pasa si me duele?
Podríamos pensar en dolores por exposición radicular, que se tratan con pastas dentales especiales (Colgate Sensitive, por ejemplo), barnices flourados en forma neutra (Enamelast de Ultradent, por ejemplo), o hasta restauraciones con sustancias con igual coeficiente de expansión térmica de los tejidos perdidos y con gran biocompatibilidad.
Otros dolores deben ser tratados con la periodoncia, remodelando la encía (y el hueso, si fuera el caso). Pero siempre debemos eliminar la causa antes que nada.
De nada nos sirve tener quedar como nuevos, (como si nada de esto nos hubiera pasado) si en tres o cuatro años la patología y sus consecuencias regresan, orque no eliminamos la causa.
Otros dolores viene de la pulpa dental (o «nervio»). Sea por causas de bruxismo o bacterianas (caries), conservar la pulpa es el primer objetivo.
La endodoncista analizará la pieza, eliminando la causa y evitando llegar al tratamiento de conducto (endodoncia).
¿Extracciones no se hacen?
Con la excepción de terceros molares (o del juicio) en muy mala posición que estén generando una patología, o indicaciones ortodóncicas (las que preferimos evitar, también), se extraen sólo aquellas piezas que no tiene una solución por otra vía.
Es decir que se quitan las piezas que pueden causar un problema a otras o aquellas que no están en condiciones de recibir un tratamiento que les permita mantenerse en boca.
Mi madre, odontóloga como su tía, luchaba por mantener las piezas en boca, siempre haciendo primar la sensatez. Aprendí eso y lo comprobé en mis años de ejercicio y con las experiencias de otros colegas.
Los dos enemigos principales de nuestros dientes, encías-periodonto, músculo y articulaciones son el bruxismo y las bacterias.
La prevención pasa por mantener la salud. Con la higiene, los controles, las limpiezas profundas con ultrasonidos correctos, microgotas y cepillos y pastas especiales; y por el control del bruxismo y la parafunción.
Tú puedes tomar el control, y ocuparte que tu salud siempre te acompañe.
«Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.» Gabriela Mistral (Vicuña, Chile 1889-1957. Premio Nobel de Literatura 1945)