¿Cuándo ir a la primera visita?
Uno de los tantos aspecto a prevenir desde la niñez son las mordidas incorrectas o maloclusiones. Por supuesto que hay muchísimos aspectos más a prevenir, y la consulta temprana con el odontopediatra es necesaria.
Trataremos aquí uno, tomando en cuenta lo que la Dra. Anna Boixadera de la Universitat de Barcelona y la Dra. Cristina Gerla nos explican.
«Los dientes, así como los maxilares, y de todo el desarrollo debe ser acompañado de los controles del odontopediatra.
En caso que deba intervenir otro especialista (como el ortodoncista, o el cirujano), será el odontopediatra que hará la indicación.»
¿Cómo prevenir las maloculsiones en ortodoncia?
«Entendemos por profilaxis en ortodoncia la prevención de las anomalías dentofaciales. Es aquella parte de la ortodoncia que constituye su fin primordial: «evitar la producción de anomalía».
La maloclusión es solamente un síntoma y su diagnóstico, a pesar de su importancia, no constituye más que una parte del diagnóstico general, por eso no podemos hablar sólo de la prevención de la desviación de los maxilares o prognatismos y retrognatismos. Debemos pues, referirnos a la totalidad de éstas maloclusiones y no sólo a una parte del problema.
La profilaxis de las anomalías dentofaciales.
Muchas veces se ha confundido la ortodoncia preventiva con los tratamientos ortodóncicos precoces, lo cual indica que ya no es profilaxis o prevención, puesto que ya existen las anomalías. Entendemos pues, por ortodoncia preventiva las medidas que tienden a evitar la aparición de anomalías, no sólo de la dentición permanente, sino también de la temporal. Y, ¿cómo se hace esto? Pues conociendo sus causas ya que la eficacia de la ortodoncia preventiva va íntimamente unida al conocimiento de las causas de las anomalías dentofaciales.
Durante mucho tiempo se pensó que las causas eran adquiridas, pero actualmente sabemos que la mayor parte de las anomalías dentofaciales, son producidas por causas generales, sobre todo hereditarias, sobre las que no tenemos ningún control.
Dentro de estas anomalías hay que destacar la desproporción entre el número y tamaño de los dientes y los huesos sobre los que se colocan.
Dichas anomalías son quizás las más frecuentes causas de mal posición y maloclusión dentaria. La prevención a este respecto es totalmente nula, es decir, no es ortodoncia preventiva el objetivo de obtener un desarrollo de los maxilares mayor del que les permita su patrón de crecimiento heredado y pretender conseguir espacio sobre ellos para todos los dientes.
Sin embargo, en las anomalías adquiridas (no hereditarias), sí que nos permiten hacer una profilaxis más efectiva, pues son debidas a causas locales principalmente y por tanto podemos actuar sobre ellas. Tenemos las siguientes:
Respiración bucal. Malos hábitos dentales en la infancia
Una respiración normal, permite el equilibrio entre los dientes y los distintos órganos que forman la boca. Se debe vigilar y examinar la nariz y la faringe del niño para tratar precozmente vegetaciones adenoideas, hipertrofias de amígdalas, desviaciones del tabique nasal, hipertrofias de cornetes, y otras, ya que todo ello pueden constituir obstáculos a la respiración nasal normal.
Así pues, debe existir una estrecha colaboración entre el ortodoncista y el O.R.L. Una vez eliminadas las causas de la respiración bucal, puede colocarse la llamada pantalla vestibular o pantalla oral, que se adosa a toda la parte vestibular de los dientes, con el objetivo de que el niño se acostumbre a respirar por las fosas nasales. A veces se hacen pequeños orificios en esta pantalla para que el niño pueda tener respiración auxiliar por la boca.
En segundo lugar debemos evitar los malos hábitos en la infancia: chuparse el dedo, el uso prolongado de chupetes o biberones, morderse los labios, la lengua o las mejillas, presión sobre los incisivos con la lengua (llamado hábito lingual o deglución atípica o infantil)…ya que constituyen otra importante causa de anomalías.
Existen aparatos fijos o removibles que impiden la presión lingual sobre los incisivos o que evitan morderse las mejillas. Muchas veces tienen unas rejillas incorporadas que evitan tanto que el niño haga presión sobre sus incisivos como para evitar que el niño haga succión del pulgar. Es conveniente vigilar estos hábitos perniciosos, ya que a veces pueden ser debidos a la necesidad del niño de mantener la boca abierta para respirar cuando existen obstáculos naso-faríngeos.
El uso prolongado de chupetes y biberones puede producir también estrechamiento del maxilar (micrognatismo) y prognatismo alveolar superior. Así pues, debería limitarse el uso del chupete hasta los dos años de edad, al igual que el uso de biberones. Se ha de tener en cuenta, que entre los cuatro y los diez meses de edad, la boca está consagrada a la exploración del entorno, y esta deglución infantil, permanece hasta aproximadamente los 18 meses de edad. Si persiste, es cuando se puede producir con frecuencia una mordida cruzada bilateral, junto con una mordida abierta anterior por la interposición lingual entre los incisivos.
Otro punto a tener en cuenta es que también en la lactancia natural se debe mantener al niño en posición sentada, nunca en posición acostada para evitar presión sobre su mandíbula, ya que en algunos casos podría ocasionar retrognatismo inferior.
Vigilancia de la dentición temporal
Asegurar su permanencia: es recomendable la vigilancia de la reabsorción y caída de los dientes temporales, puesto que su permanencia después de la edad en que deben ser remplazados puede ocasionar dificultades y problemas en la erupción de los permanentes. Una radiografía periapical tomada oportunamente nos indicará los retrasos en la reabsorción de las raíces de los temporales y se procederá a su extracción para facilitar la salida del respectivo permanente. De la misma manera hay que controlar mediante radiografías si el permanente tarda en salir más de lo normal a pesar de tener espacio, pues puede haber adoptado posiciones desfavorables para su erupción, esto es particularmente frecuente en los caninos superiores. Por todo ello es importante pues, tener muy presentes las tablas cronológicas de erupción.
Evitar la pérdida prematura: la pérdida prematura de los dientes temporales produce las habituales desviaciones de los dientes proximales y antagonistas. Por ello, es importante que el odontólogo trate las caries lo más prematuramente posible. Es muy importante pues, quitar de la mente de los padres la tan arraigada idea de que no vale la pena tratar los dientes de leche.
Cuando a pesar de nuestros esfuerzos es necesaria la extracción de algún diente temporal faltando un año o más para que haga su erupción el diente permanente que lo remplaza, debemos mantener el espacio mediante los llamados «aparatos mantenedores de espacio». En edades tempranas, si se produce la pérdida del primer molar permanente (su erupción ocurre aproximadamente a los 6 años), también puede causar serios trastornos en toda la arcada dentaria. Es importante pues, que los padres sepan que este molar es una pieza de la dentición definitiva y que no va a ser remplazado. Además, este molar, al tener una morfología con muchos surcos y fisuras, es mucho más susceptible de caries, y, por el hecho de estar por detrás de los otros dientes de leche, el niño lo higieniza peor.
Hipertrofia del frenillo labial o frenillo de inserción baja
Este hecho puede originar diastemas (separaciones) entre los incisivos, por lo que deben tratarse precozmente. Muchas veces, una vez realizado este acto quirúrgico, el diastema se cierra espontáneamente, o si no se cerrará fácilmente con aparatología simple.
Resumiendo pues, al ser la oclusión un fenómeno dinámico y cambiante, nos obliga a tener una amplia visión que nos permita hacer un diagnóstico integral del paciente. En condiciones ideales, el odontopediatra debería iniciar sus acciones educativo-preventivas ya desde la gestación de la paciente: se debe asegurar por un lado un correcto crecimiento fetal, aconsejando a la madre llevar una vida lo más sana posible e informar sobre los beneficios de una alimentación natural, junto con la importancia de las medidas preventivas, es decir la alimentación del niño y el control de los hábitos.
Por todo ello se podría aconsejar una primera visita al especialista, entre la aparición de los primeros dientes de leche (a los 6 meses aproximadamente).»Es así que debemos mucho cuidado a los niños, como padres y como profesionales, porque nos apasiona lo que hacemos.
«Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.» John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) Político estadounidense.