Aprieto o rechino los dientes de noche. Los desgasto cuando estoy manejando o trabajando. Me despierto con dolor de cabeza. Cuando abro la boca las articulaciones de mi mandíbula hacen ruidos. Siento zumbidos en los oídos. Mi dentista me dio una placa para dormir.
¿Alcanza con usarla? ¿Debo usarla toda mi vida? ¿Y si no me adapto? ¿Hay otras formas de tratar mi problema? ¿Cuánto dura un tratamiento? ¿Se cura el bruxismo?
El bruxismo (apretar o frotar los dientes) es un “hábito” o enfermedad cada vez más común.
Son varias las razones por las que el bruxismo se instala: problemas en la mordida (oclusión), estrés, postura, problemas musculares y articulares, entre otras.
Lo más importante es detectarlo. Podemos estar estropeando –de forma transitoria o definitiva- al menos uno de los cuatros elementos funcionales de nuestro sistema bucal o todos: los dientes, el periodonto (tejido de sostén que vincula los dientes al hueso), los músculos (cercanos y no tanto) y las articulaciones témporo mandibulares (delante del oído).
¿Alcanza una placa de descanso?
Durante mucho tiempo se indicó una placa de descanso nocturna para todos los casos. Hubo varias teorías de cómo hacerlas, pero en Uruguay se generalizó una placa gruesa y dura.
¿Sirve para mi caso?
Quizás si. Pero debemos tener en cuenta que todos los pacientes son diferentes y tienen distintas necesidades. Y diferentes respuestas a los tratamientos.
Una placa de descanso puede ser muy útil. Pero se debe evaluar su eficacia y la respuesta del paciente.
Albert Einstein (1879-1955) dijo: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.
¿Qué pasa si no me adapto a usarla?
Si es el único tratamiento, será un problema porque lo abandonamos. El odontólogo tendrá otros sistemas de tratamiento y otros tipo de placas.
¿Cómo sé si el tratamiento será bueno para mí?
Un buen tratamiento, debe estar basado en un buen diagnóstico. Hay muchas técnicas, pero ninguna es un tratamiento en sí. La combinación de estas hace el tratamiento. Y la elección del conjunto de técnicas debe basarse en un diagnóstico preciso de los problemas del paciente.
Este diagnóstico no es simple, ya que muchas veces está enmascarado por los síntomas más llamativos, las posturas inapropiadas, mordidas patológicas (maloclusión), posiciones viciosas, entre otros problemas funcionales y/o anatómicos.
El diagnóstico lo hace el odontólogo de tres formas:
- Frente al paciente, escuchando sus síntomas y haciendo un análisis clínico de dientes, periodonto, músculos y articulaciones,
- Estudiando los modelos de su boca en yeso y/o en forma digital, definiendo curvas, planos y ángulos,
- Estudiando exámenes radiográficos, tomografías o resonancias de las articulaciones, estructura ósea y dentaria.
Una vez alcanzado un diagnóstico primario (porque cambiará a lo largo del procedimiento), se establece el plan de tratamiento oclusal.
¿Cuánto dura un Tratamiento Oclusal?
Normalmente desde las primeras semanas ya notamos cambios positivos. Y a veces (los más jóvenes, en general) desde el primer día. Pero la duración del tratamiento completo varía desde unas semanas a unos meses. Depende del caso.
Durante ese tiempo se le entregan al paciente todas las placas relajantes, de diagnóstico, protectoras, etc., que necesite (una placa no alcanza). Se hacen las series de ejercicios necesarios, se equilibra la mordida y las articulaciones, se aplica láser y se hace la fisioterapia conveniente.
¿Se cura el bruxismo?
Hay pacientes que en 15 días ya terminaron con éxito su tratamiento, otros demoran unos meses, otros vuelven a los años con recidivas, y en otros no se logran más que una mejora parcial.
Lo que buscamos es la desaparición de los síntomas y el control de las consecuencias en nuestra boca, articulaciones y músculos.
Si en este mundo acelerado logramos manejar el estrés, y manejamos también el bruxismo, habremos ganado una batalla importante.