Tengo problemas estéticos. Mis dientes tienen colores diferentes, están en una posición que no me gusta, mi sonrisa no es la que quisiera. Me han hecho implantes, coronas, carillas, y resinas, pero no he logrado mejorar. Además, por razones de trabajo y personales, quiero estar radiante sin que nadie se entere lo que me hice.
¿Se puede hacer?
Muchas veces nos miramos la sonrisa y no estamos contentos. Nos consolamos diciendo «Es sólo un problema estético». ¿Es así?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud así: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»
Y ese bienestar social y psíquico (mental) va a mejorar mucho si tenemos una sonrisa con la que estemos felices.
Hay muchos sistemas a los que el odontólogo puede echar mano para conseguir nuestro objetivo. Y uno de ellos son los múltiples tipos de carillas: digitales, cerámicas de varios tipos, y muchos otros sistemas.
1) Dar información.
Lo primero a hacer es elegir la sonrisa que queremos. Generalmente de un «banco digital de sonrisas» vamos logrando una idea más clara de las posibilidades que hay. Por supuesto que debemos indicar al odontólogo cómo queremos nuestra sonrisa, los problemas que a nuestro entender tenemos, qué dientes afean la boca y toda la información que podamos dar. Así como nuestra encía, que mucha veces se muestra demasiado, o falta en algunas partes (hay «triángulos negros» entre los dientes).
2) Fotografías
El propio odontólogo o su personal entrenado debe tomarnos varias fotos de nuestra cara y de muestra boca, sonriendo y en reposo, así como dentro de la boca. Es importantísimo traer con nosotros fotos de nuestra sonrisa de más joven (antes de tener restauraciones, si es el caso) y eventualmente fotos de cómo querríamos quedar finalmente (esto último no es fundamental)
3) El diseño: Evaluar y ser muy exigentes
Luego de un estudio entre en rehabilitador oral, el periodoncista y el laboratorista dental, se llega a un resultado mediante computadora, que se transfiere a un modelo digital y físico de nuestros dientes: esto es el set up o programación de lo que tendremos. Pero más importante es el mock up: la colocación provisoria de lo planificado en nuestra boca. Allí nos miraremos con cámaras o simplemente un espejo.
Las posibilidades aquí son dos: la primera es llevarnos puesto ese mock up, para evaluarlo con tranquilidad en nuestra intimidad, con diferentes luces, en diferentes momentos. Incluso podemos pedir consejo a nuestra familia o amigos en caso de que queramos que estén al tanto de nuestro cambio. A los 2 o 3 días como máximo se debe quitar.
La segunda es estudiarlo en el consultorio. Parados, sentados, cambiando de luces y otras variables. Luego se quita el mock up y quedamos tal como llegamos.
Debemos ser muy exigentes, dado que del resultado final del mock up modificado saldrá el molde y las fotografías para hacer los definitivos.
4) Darnos tiempo
Lo más importante es darnos tiempo para acostumbrarnos a un cambio radical, y encontrarle aquellas modificaciones con las que nos veríamos mejor: un borde más largo, un ángulo más redondeado, y todas las que nos gustaría probar (se puede modificar infinitas veces). Más allá de las que el odontólogo entienda. En general maneja un compás de tres puntas sobre nuestra cara y sobre cada diente para ver las relaciones y armonía entre todos los elementos.
5) Coordinar los tiempos y Cuidar la nueva sonrisa
Unas horas después, sea el mismo día o a los 2 o 3 días (es importante pactarlo con el laboratorista, el periodoncista y el rehabilitador), las carillas definitivas –u otros sistemas- serán cementadas. Coordinar los tiempos es fundamental, más en el caso que no queramos que nadie se entere de nuestro cambio. Pero aunque no fuera el caso, es deseable que no pasen más de 2 o 3 días. Posteriormente, se prepara una placa de protección. En prioritario cuidar durante 3 días nuestra nueva sonrisa, evitando comer alimentos duros y seguir las indicaciones de los odontólogos.
«Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda».
Michael Jordan, basquetbolista profesional.